Milei y la Criptoestafa: Cómo el Orgullo Puede Arruinar a un Presidente

"La confianza se construye con palabras, pero se destruye con acciones."

Publilio Siro

La memoria es un problema en la política. Se nos olvida lo que dijeron los candidatos hace seis meses, lo que prometieron los presidentes hace un año y lo que hizo el gobierno la semana pasada. Pero cuando un político repite los mismos errores una y otra vez, la pregunta no es qué olvidamos nosotros, sino qué aprendió él.

Javier Milei está envuelto en su tercer escándalo con criptomonedas. Antes de ser presidente, promocionó CoinX (2021), una plataforma que prometía hacer millonarios a los ciudadanos sin moverse de sus casas. Se desplomó. Luego, respaldó Generación Zoe (2022), otro esquema piramidal que colapsó y dejó a muchas personas estafadas. En este caso, admitió que le pagaron por publicitarla. Ahora, desde la presidencia, vuelve a verse involucrado con $LIBRA (2025), una criptomoneda que recomendó con entusiasmo y que, días después, desapareció con el dinero de los inversores.

Esta vez, su excusa fue que "hablaba como ciudadano y no como presidente". Como si las palabras de un jefe de Estado pudieran segmentarse en horarios de 8 horas al día, como un trabajador con jornada establecida. Durante el día, presidente del país. En la noche, influencer de inversiones dudosas.

El Precio de una Palabra Presidencial

Lo sorprendente no es que Milei haya caído en otra criptoestafa. Lo preocupante es lo poco que le importa. En política hay una regla básica: cuando eres presidente, lo que dices tiene peso. Y si usas tu investidura para alentar a la gente a invertir en una criptomoneda, no puedes desentenderte cuando esta se desploma.

Los mercados no son ingenuos. Un mensaje en redes sociales de Milei basta para que un grupo de inversores apueste millones. Pero cuando el castillo de naipes colapsa, el presidente dice: "¡Yo no fui!" Y eso, en términos de comunicación política, es letal. La credibilidad no se compra ni se imprime. Se construye con cada palabra. Y Milei la está desperdiciando.

Milei, la Política y el Manual del Mal Comunicador

El problema no es solo la criptomoneda, sino cómo Milei maneja sus crisis. En este punto, su respuesta es exactamente lo contrario a lo que debería hacer un líder ante un escándalo.

1. No anticiparse

Si un presidente sabe que una inversión es riesgosa, no la recomienda. Y si ya lo hizo, debe adelantarse a la crisis en lugar de esperar a ser arrastrado por ella.

2. Negarlo todo

Cuando estalla el escándalo, Milei no reconoce ningún error. La culpa siempre es de otros: los medios, la oposición, el Estado, los críticos. Todo menos él.

3. Redoblar la apuesta con ataques

En lugar de calmar la situación, genera más confrontación. Ataca periodistas, desacredita economistas y convierte el problema en una lucha de narrativas.

4. No ofrecer soluciones

Un líder fuerte transforma una crisis en una oportunidad para reforzar su imagen. Milei, en cambio, solo acumula conflictos. Y cada escándalo sin resolver es una bomba de tiempo.

El Efecto Milei: Entre el Espectáculo y el Gobierno

Milei llegó al poder como un outsider, un líder sin filtros que prometió acabar con la vieja política. Pero gobernar no es lo mismo que hacer un monólogo en televisión. La política no es un espectáculo, y cada vez que Milei enfrenta una crisis como si estuviera debatiendo en redes sociales, su imagen presidencial se debilita.

Su gobierno es una constante montaña rusa de declaraciones polémicas y crisis autogeneradas.

El caso de $LIBRA no es un hecho aislado, sino un síntoma de un problema más profundo: un presidente que no comprende que su palabra tiene impacto en mercados, inversiones y decisiones de miles de ciudadanos.

A. Milei se presentó como un economista brillante, pero cayó tres veces en la misma trampa financiera.

B. Se vendió como un líder fuerte, pero se niega a admitir errores.

C. Prometió un cambio, pero sigue comunicándose como un influencer más preocupado por las tendencias que por gobernar.

La Pregunta Que Nadie Quiere Hacer

El problema no es solo Milei. Es quién lo sigue justificando.

Si el presidente recomienda una criptomoneda y luego se desentiende, es grave. Pero si una parte de la población prefiere ignorarlo y seguir apoyándolo sin cuestionar, entonces el problema es aún mayor. Porque no se trata solo de Milei. Se trata del tipo de política que aceptamos, de la impunidad que toleramos y del futuro que estamos construyendo.

Y la gran pregunta es: ¿hasta cuándo?

Ducktoro
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